domingo, 14 de octubre de 2012

FRASES

“La edad es como el amor; no podemos ocultarla”.

"Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos".(Georg cristoph Lichtenberg).

Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario. (Arthur Schopenhauer) 

No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida. (Epicuro de Samos).



EL ADULTO MAYOR EN LA CULTURA COLOMBIANA


Podemos referirnos a un adulto mayor mas educado, saludable y con mas productividad que lo que veíamos anteriormente, de esta forma la cultura de cada persona influye de forma arraigada, donde en una época antigua, las mujeres se casaban muy jóvenes y tenían gran cantidad de hijos, y los hombres se dedicaban a trabajar excediendo su habilidad física, de manera que en la actualidad las personas viven más años, se homogenizo la cultura y se modifico el comportamiento de las personas, de manera que la existencia se hace más extensa.

Podemos referirnos a dos generaciones, la de ancianos y la de jóvenes, donde el impacto creado en Colombia conlleva un desafío a nivel familiar, social, económico, etc., se creé que en el 2050 las personas mayores de 60 años se sextuplicaran.

El simple hecho del cambio cultural en el adulto mayor de hoy ha llevado a modificar y a propiciar tipos de familias, viviendas y entornos diferentes.

El simple hecho de que las personas posean mas conocimiento y tengan  más accesibilidad  a lo que es la vejez, hace que la población joven tome decisiones a tiempo para envejecer de forma adecuada, hoy en día se ha dejado un poco de lado la imagen del adulto mayor  como el “abuelo” la “abuela” y se ha llegado a observar comportamientos más sanos dentro de estos.

“El desafío es lograr una sociedad para todas las edades, basada en la idea de una sociedad para todos –planteada en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995) la cual permita realizar el potencial de la totalidad de las personas en beneficio común.
Una sociedad capaz de promover la integración entre las distintas generaciones y durante toda la vida, que reconozca las diferencias en y entre todos los individuos.”(Comunicaciones, 2004), esto hace referencia a construir una sociedad plural, donde los adultos mayores contribuyen al bienestar y desarrollo de la sociedad, no solo se consideren un “estorbo” para esta.

De forma que aunque contamos con una cultura de envejecimiento más educada, saludable y proactiva, en Colombia principalmente se debe tener un cambio conceptual en cuanto a la representación que se le da al adulto mayor.

ANGÉLICA SILVA

TOMADO Y ADAPTADO DE:

Comunicaciones, M. D. (2004). Periodismo y Comunicación para todas las edades.

HABLEMOS DE LA MEJOR ETAPA DE LA VIDA


Según estudios que se han venido desarrollando a lo largo de los tiempos, se pudo constatar que la mejor etapa de la vida se encuentra en la madurez, pues en esta etapa que es aproximadamente hacia los cincuenta años, no hay preocupaciones, es decir si se querían hijos a esas alturas de la vida ya deberían existir, en esta etapa en lo que menos se piensa es en los divorcios o separaciones, no existen preocupaciones por los problemas y achaques de la vejez y mejor aun, no existen las ansiedades y perturbaciones que se presentan en la juventud. ¿Alguien me amara?, ¿lograre afianzar en mi carrera?, etc.

En esta etapa hay poco lugar para la enfermedad que yo he catalogado como la enfermedad de moda “el estrés”, o por lo menos no con la misma connotación con la que se hablaba cuando se era joven, aunque después de los sesenta vuelven a tomar vuelo.
“Una filosofía o un lema que deberíamos aplicar la mayoría, incluyendo a la juventud (no en toda su totalidad), sería la de concentrarse más en ser, más que en llegar a ser”.

Aunque claro no todo es felicidad y tranquilidad, todas las etapas del ciclo vital tienen sus pro y sus contra, incluso en la madurez que se ha catalogado como la mejor etapa de la vida, pues es en esta donde empiezan a aparecer los cambios, no solo físicos sino a nivel motriz, socioculturales, y psicológicos, pues una costumbre muy propia de esta etapa es la negación de los EVIDENTES cambios. Ej. Cuando un hombre de 40 o 45 años se ve “humillado” en alguna actividad, que probablemente en su juventud era muy destacado, este sujeto no va a precisar que es por la edad si no que posiblemente “no es su día”, o que es “suerte de principiante”, en fin infinidad de “disculpas”, que lo que quieren es “maquillar” la realidad.

CATALINA SALAMANCA DÍAZ

CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA VEJEZ


En esta etapa es preciso hablar de la cultura occidental, pues esta ha sido una cultura en donde más se ha pronunciado el tema de la vejez, en esta cultura se introdujo la noción de “encarnación”, la cual está definida como el alma que está atrapada en un cuerpo mundano, durante el tiempo de vida de este cuerpo. Se habla que el alma rechaza al cuerpo “in-mundo”, y que lo soporta como prueba de salvación. El cuerpo se define como un objeto de disciplina miento para que en su tiempo de vida pueda tener un rendimiento productivo; es por esto que hoy en día se habla de cuidar el cuerpo se debe, alimentar y ejercitar cuidadosa y sanamente. Si bien nos damos cuenta el cuerpo así como se ve como un “templo”, así mismo en la etapa de la vejez es el que más se ve afectado, pues es el resultado de la vida que anteriormente hayamos tenido.

Lo que fue el siglo XIX, fue una etapa en donde se podía evidenciar que se querían mantener las características juveniles y por esto se implementaban recursos artificiales, se hablaba de la estilización del cuerpo conforme a su belleza y armonía, derivado de la imposición de las industrias cosméticas, aunque suene increíble, ya se hablaba de las cirugías estéticas, que atendían estas demandas, para la conservación de él “cuerpo ideal”. 

CATALINA SALAMANCA DÍAZ

ENFOQUE DEL CICLO VITAL DE LA VEJEZ



Desde esta perspectiva (Neugarten, 1975; Baltes, 1987) se considera el proceso  de envejecimiento como un continuo a lo largo de la vida. Este enfoque tienen en cuenta  no solo los factores ligados al paso del tiempo en la personas, sino también los  relacionados con el contexto cultural e histórico al que pertenecen. De igual forma, se  consideran las experiencias vitales individuales, normativas y no normativas. Así, se  sostiene que, a lo largo de la existencia, se va incrementando la variabilidad interindividual de modo que, a medida que se envejece, las personas van siendo más  diferentes entre sí. 
Entre los supuestos básicos del ciclo vital, está el de que a lo largo de la vida se  produce un equilibrio entre las ganancias y las perdidas que se experimentan. En los  primeros años de vida hay un predominio de las ganancias, mientras que durante la  vejez ocurre el proceso contrario, y son las pérdidas las que sobresalen. Sin embargo, se  considera que a lo largo de la vida hay una coexistencia de estos dos elementos. Así, en  este enfoque se reconoce que se producen ganancias incluso en los últimos años de la  vida de los sujetos. Por otra parte, se toma en cuenta la existencia de las diferencias  inter e intraindividuales, y que el paso del tiempo no tiene por qué afectar de la misma  forma a todas las habilidades. Así, mientras algunas de ellas podrían permanecer  estables o incluso mejorar, como es el caso de la inteligencia cristalizada, otras, como la  inteligencia fluida, experimentarían un declive con el avance de la edad. 
En cuanto a la variabilidad interindividual, se plasma en tres formas de envejecer:  la vejez normal, que cursa sin discapacidades, la vejez patológica, asociada a  enfermedades generalmente crónicas, y la vejez competente, saludable o con éxito. Este último tipo de envejecimiento, implicaría diferentes estrategias para minimizar las amenazas de pérdidas a través de diferentes mecanismos, como son los de selección,  compensación y optimización.
En la selección, los sujetos eligen sus objetivos y las estrategias para alcanzarlos  en función de los recursos que consideran que disponen. En definitiva, se trata de saber  escoger las actividades y esfuerzos que sean los más adecuados para conseguir armonizar las exigencias ambientales y las disposiciones biológicas y motivacionales.
La  optimización supone minimizar las perdidas y maximizar las ganancias  conseguidas, lo que requiere la aplicación de un conjunto de factores conductuales que impulsen la mejora del individuo. Entre los elementos que se consideran relevantes para la tarea de optimización están el conocimiento cultural, la práctica y el esfuerzo. El organismo responde a las pérdidas adquiriendo nuevas estrategias que le permiten seguir alcanzando metas, ya que existe una capacidad de reserva de aprendizaje a lo  largo de toda la vida, independientemente de los años que se tengan (Baltes y Baltes, 1990; Fernández-Ballesteros, 2000).
Finalmente, el mecanismo de  compensación  implica contrarrestar las pérdidas  por medio de las capacidades que no han experimentado un decremento, así como a la posibilidad de reparar el declive mediante entrenamientos concretos.
Por lo tanto, desde esta perspectiva, el ser humano es concebido como un organismo activo y con capacidad de plasticidad suficiente para adaptarse y para compensar, en cierta medida, las pérdidas que experimenta.

JASBLEYDI ANDREA JIMENEZ ZAPATA.

TOMADO Y ADAPTADO DE:

PROSPECTIVA DE UNA CULTURA DE LA VEJEZ


En la actualidad existen muchos estereotipos en el tema de la vejez, prejuicios contra la vejez, y hasta la llamada gerontofobia.

Entre los prejuicios negativos que la cultura ha reservado para la vejez se encuentran los siguientes: "La vejez como antesala de la muerte, como un mundo de dolor", "Llegar a viejo es quedarse solo sin ningún apoyo", "La vejez como sinónimo de enfermedad y deterioro físico", "Para el viejo todo se acaba, todo termina”.

Pero no en todas las culturas la vejez es vista como una etapa de la vida mala existen algunas designaciones de carácter social que ofrecen una imagen muy positiva de la vejez. La  vejez en algunas culturas es vista como la  edad dorada, "La vejez hermosa época de cosecha, de paz y de tranquilidad", “la vejez como etapa de conocimiento y adquisición de experiencia total”.
Según estudios realizados en nuestro país  se considera vieja a una persona según la sociedad Colombiana desde lo 65 años aproximadamente y al hablar de vejez se mencionan factores tales como la menor fuerza física, los cambios en la apariencia corporal y la pérdida de memoria, más que por la edad en sí misma.  

Como seres humanos debemos dejar estos estereotipos a un lado para empezar a crear una cultura de la vejez que nos permita proteger a las personas de la tercera edad, porque ellos también hacen parte de nuestra sociedad, son personas que han aportado a nuestra sociedad son de las personas que mas vamos aprender ya que tienen un recorrido por cada una de las etapas y tienen mucho que aportarnos, todo llegaremos a las tercera edad y si se siguen con esos estereotipos y con ese concepto no tan bueno de la vejez posiblemente mas adelante vamos a ser rechazados por la sociedad.

JASBEYDI ANDREA JIMENEZ ZAPATA

LIBRO DE PAPALIA DESARROLLO HUMANO


Inicialmente el libro del desarrollo  humano   de Diane Papalia, el adulto mayor se encuentra representado dentro de la edad adulta tardía, describiendo como estos tienen cambios físicos, cognoscitivos y psicosociales.

En general  estos cambios son reacción de la vida que se ha llevado independientemente como haya sido, teniendo presente que es un cambio al cual todos vamos a llegar algún día, por lo que hay que trabajar para ese momento, preparándonos y llevando una vida (sana) teniendo buenas relaciones interpersonales tanto en el ámbito familiar, social y laboral; ya que cuando se llega a esta etapa muchos de los adultos mayores sienten depresión por las cosas que se han dejado y la manera como son tratados.

El adulto mayor tiene que enfrentar el no volver al trabajo y perder la vida social que tenía, entendiendo que debe centrarse mejor en ganar espacio en su familia para que así se sienta que pertenece a algo; así mismo debe entender que los años pasan y que hay que cuidarse para ese momento tratando de obtener un mejor estado físico para adaptarse a los cambios ya que la memoria puede llegar a declinar pero esto puede ser compensado con la calidad de sus pensamientos ya que estos están cargados de una sabiduría heredada de las vivencias.

No obstante, al observar la cotidianidad la mayoría de adultos se sienten desplazados por sus familias, ya que en la sociedad por decirlo así “ desecha todo aquello que no es eficiente”; fácilmente se puede observar en la vida profesional, donde se obtienen trabajos pero hasta cierta edad, los familiares los dejan abandonados por que en algunos casos creen que ellos son cargas, sin pensar que estas personas en su gran mayoría son nuestros padres, los que nos dieron la vida y los que sin importarles nos atendían a nosotros cuando estábamos más jóvenes y que deberíamos agradecerles estos con un trato digno. Es así como al adulto mayor hay que tratarlo con respeto, con tolerancia, con amor, hay que hacerlos sentir que aunque su aspecto y sus sentidos han desmejorado esto es un cambio inevitable que hay que aprender a asumirlo, viéndole el lado bueno a todo esto, porque ellos son personas que podemos  ver como un ejemplo a seguir.

Igualmente, hay que tener en cuenta la autoestima de los adultos mayores, ya que la manera como ellos se perciben depende de cómo se sientan,  inútiles y sin ganas de superarse, sufren depresión por los cambios y al aislamiento que en ocasiones les sucede por el desempleo, así como el decaimiento del valor adquisitivo, hay que resaltar que todos vamos a llegar a esta etapa de la vida, que debemos aprender a convivir con nuestros adultos y que en algún momento necesitaremos de ellos.
Otro punto relevante y menudo  es el tema de la jubilación, es un fenómeno en fases. La edad tiene efectos tanto positivos como negativos, en el desempeño en el trabajo, pero las diferencias individuales son más significativas que las diferencias de edad. Los ancianos tienden a estar más satisfechos y comprometidos con su trabajo que los jóvenes aunque la situación financiera de los ancianos ha mejorado, una proporción importante tiene probabilidades de vivir en la pobreza en cierto punto. Para muchos adultos de edad madura actuales, el financiamiento para la jubilación es un asunto delicado. La jubilación es un proceso en marcha y su impacto emocional debe ser evaluado en cada contexto. Los recursos personales económicos y sociales así como el tiempo que la persona ha estado jubilado, también afectan lo social. Los patrones comunes después de la jubilación incluyen un estilo de vida centrado en la familia, la inversión equilibrada y el espaciamiento serio.

Uno de los principios bioéticos más modernos es el de la autonomía. Supone el derecho a que se respete la voluntad y la capacidad de decisión de las personas en las cuestiones que se refieren a ellas mismas. Como familiares, hemos de ponernos por un momento en la piel de nuestros ancianos. No sólo pierden habilidades, se sienten cada vez más inútiles y una carga para los demás, sino que en ocasiones también pierden su capacidad para elegir, incluso en las pequeñas cosas.

 Es importante, por tanto, que se respete en lo posible la voz de los más mayores, pues a través de ella ejercen su libertad personal, a menudo ya muy reducida. Según un estudio, los cuidadores tienden a sobreproteger a los ancianos al creer que son menos capaces de lo que en realidad son. Como resultado, privan a sus familiares de realizar ciertas tareas. Sin embargo, hacerlo todo por ellos disminuye su habilidad por falta de hábito, aumenta su dependencia. Sí conviene, en cambio, estimular a la persona para que dentro de sus posibilidades mantenga ciertas facultades. Sentirse capaz alimentará su sensación de ser útil.

La vejez es una de las victorias de la humanidad, dado que hasta hace relativamente poco las personas moríamos mucho más jóvenes, pero sin duda suscita nuevos desafíos. El alzheimer, así como otras dolencias que conforman un importante deterioro cognitivo, causa un sufrimiento muy intenso. El enfermo tiene que enfrentarse a la pérdida progresiva de sus facultades, y la familia ha de aprender a convivir con alguien diferente del que conocía hasta entonces.


En estas situaciones también es preciso realizar un proceso de duelo, que no es otra cosa que reconocer lo que se ha perdido para adaptarse poco a poco a la nueva realidad. Un aspecto esencial es que es preciso cuidarse para poder cuidar. Ante una tarea que demanda tanta energía y dedicación, así como lidiar con emociones cambiantes, se corre el riesgo de sufrir un importante desgaste físico y emocional. El mejor remedio es tener en cuenta también las propias necesidades y detectar cuándo se está sobrecargado en exceso.

Acompañar a un ser querido en la última etapa de su vida puede ser una experiencia inefable, y ayuda a preparar el momento difícil de la despedida. Nos recuerda, además, que en el día de mañana es posible que nosotros nos encontremos viviendo una situación similar. Ofreciendo un trato digno a nuestros mayores estamos honrando también nuestro pasado, y nos enseña a aceptar el aspecto cíclico y cambiante de la existencia.
Cualquier cuidador ha de verse a sí mismo como un recurso sumamente importante para la persona necesitada. Pero debe tener presente que sólo es útil en la medida en que esté en buenas condiciones. Reconocer, por tanto, su necesidad de descanso, de poder desconectar o tener un tiempo para sí mismo resulta vital para mantener una buena disposición a la hora de ayudar. La calidad de la atención es tan importante o más que la cantidad de tiempo dedicado.

DIANA CAROLINA GRIMALDO

LA VEJEZ DESDE UNA MIRADA DEL DESARROLLO HUMANO

El envejecimiento de la población es un fenómeno relativamente nuevo en la historia de la humanidad. Es un reto que hay que afrontar, en nuestros días es posible llegar a viejos y hay que envejecer correctamente. Sin embargo la vejez se contempla vulgarmente como una realidad que afecta a una parte de la población. Los viejos se configuran como una categoría independiente del resto de la sociedad. Nos encontramos con distintas concepciones de vejez. Hay una vejez cronológica que en realidad se basa en la edad del retiro del ámbito laboral, entonces decimos que a partir de los 65 años se es viejo. Existe una vejez funcional que utiliza viejo como sinónimo de incapaz o limitado. Esto es erróneo pues la vejez no significa incapacidad y hay que luchar con la idea de que el viejo es funcionalmente limitado. La vejez como cualquier otra edad posee su propia funcionalidad, las barreras a la funcionalidad de los ancianos surgen con frecuencia de las deformaciones y mitos sobre la vejez más que de reflejos de deficiencias reales. Pero si queremos encontrar una concepción de la vejez más equilibrada, podemos reconocerla como una etapa vital, basada en el reconocimiento que el transcurrir del tiempo produce efectos en la persona, la cual entra en una etapa distinta a las vividas anteriormente, semejante a otras etapas vitales como pueden ser la niñez, la adolescencia. La vejez constituye una etapa más de la experiencia humana y por lo tanto puede y debe ser positiva y de desarrollo individual y social. Generalmente tratamos a los viejos como niños, escuchamos sus preocupaciones como pueriles. Sin embargo una buena relación con ellos tendría que permitirles ser mas de lo que expresan de si mismos, porque esto les permitiría vivir la relación que tenemos con ellos como una relación de crecimiento. Otro de nuestros errores en el trato con los mayores es esa tendencia a identificar a los ancianos por lo que han sido o hecho: "empleado jubilado de...", "vivía en...", "tiene tres hijos", etc. De esta manera no reconocemos en ellos la existencia de una gran riqueza todavía por expresarse, es como si en sus realizaciones pasadas se agotara su riqueza existencial. Nos planteamos la necesidad de lograr una definición de la ancianidad desde el punto de vista del principal interesado, del que está envejeciendo. Para mejorar la calidad de vida de los mayores es necesario comprender qué significa ser viejo, cómo se ven los viejos a si mismos y cómo ven su vida. La capacidad de establecer una relación de calidad con las personas mayores no es el fruto de técnicas ni métodos, es el reflejo de la calidad de ser de aquel que interviene, al igual que el arte de ser viejo depende del modo como una persona se sitúa frente al devenir personal. La vida se desarrolla expresándose, cada anciano debe encontrar su lugar y su modo de expresión y nuestra ayuda desde la Gerontología debe tener como objetivo favorecer a su devenir personal. Aún en tiempo de vejez, el crecimiento personal es posible, porque la personalidad puede aún encontrar cómo expresarse y es la relación interpersonal la que ofrece la posibilidad de comunicación y está en nosotros ofrecerles el terreno donde desarrollarse. Cuando el adulto mayor llega a nosotros, es importante mantener varias entrevistas que nos permitan aproximarnos a su realidad.,conocer su relación con su familia, comunidad y entorno. Es fundamental saber con cuanto capital social y relacional cuenta. Recordemos que en la vejez hay un empobrecimiento de la calidad y cantidad de los miembros de la red social ,y que la competencia socio-afectiva y cognitiva está relacionada con estas redes familiares y sociales que la facilitan y potencian. Y está en nosotros armar las estrategias necesarias que le permitan recuperar esas competencias que le darán una mejor calidad de vida. Está en nosotros ofrecer nuevos modos de participación social, revalorizar las redes familiares y sociales que los arrancarán del anonimato y fortalecerán su identidad.

GLORIA STEPHANIE VARGAS